15 abr 2013

Sobre esto de escribir


Tiempo estimado de lectura: 2 minutos y medio

Frecuentemente leo a escritores responder a la pregunta ¿Por qué decidiste dedicarte a esto? La mayoría responde, con más o menos florituras, que porque no tienen más remedio. Sienten la necesidad, casi primitiva, de escribir, de contar cosas, de sacar aquello que llevan dentro.

A mí siempre me ha gustado escribir, pero supongo que no puedo considerarme un escritor porque no siento esa necesidad. De hecho, llevo meses sin publicar nada en este blog y me siento bastante bien. Más concretamente, me siento mal, muy mal, pero no tiene nada que ver con el blog, o con escribir en general. Así que me he puesto a pensar: ¿Qué es lo que me impulsa a escribir cuando lo hago?

La primera respuesta me viene a la cabeza bastante rápidamente. Busco la inyección de ego por parte de la gente que aprecia aquello que escribo. Probablemente, esto es algo que comparto con los escritores de verdad. También intento usar mi pequeña habilidad para la redacción como incentivo para atraer a hembras de mi misma especie, aunque con tan poco éxito que realmente no merece la pena gastar las yemas de mis dedos en ello.

Otra razón, sin duda la más importante para mí, es que me divierto haciéndolo. Me divierto imaginando historias que me gustaría vivir. En la mayoría de casos, siempre hay alguien que haya escrito sobre una historia parecida, así que me sumerjo en la lectura, intento empatizar y mimetizarme con los personajes y vivir cosas que jamás viviré en la vida real, como el borde de un coma etílico de Henry Chinaski, sonriendo desganadamente rodeado de prostitutas indiferentes. Pero otras veces, aquello que quiero vivir simplemente no ha sido escrito, o no he sido capaz de encontrarlo, así que decido escribirlo yo. Lo escribo, me recreo, añado el punto de pornografía o emotividad que me apetece en el momento dado, y  lo cuelgo en el blog o lo guardo en mi carpeta de “para el libro” – ¡jajaja, ingenuo de mí!-.

La contrapartida de esta actividad, es que inmediatamente después de publicar la pequeña obra en algún sitio u otro, siento bastante repugnancia hacia mí mismo y mi mediocridad. No consigo empatizar realmente con mis personajes, y siento que lo que he escrito es una mierda de dimensiones temporales –ahora mismo no se me ocurre nada que ocupe más espacio que el tiempo, pero estoy ligeramente drogado, así que no me hagáis mucho caso-. No hay manera de meterse en la historia. No hay manera de sentir que quiero vivir eso. Siento culpabilidad inmediata al saber que habrá alguien que aprecie el texto, y que mi ego se nutrirá de ello, y que me hará sentir bien cuando haya pasado de largo esta fase de autoflagelación.

Para terminar, creo acertado afirmar que mi pequeña obra es un acto de cinismo en su más puro aspecto. Lo único que me consuela es que por lo menos, es gratis.

2 comentarios:

  1. Para mí escribir es como hacerse cosquillas. Uno no se ríe cuando se hace cosquillas a sí mismo porque ya sabe lo que va a pasar.
    Por lo mismo no puedes empatizar con tus personajes igual que lo haces con los personajes de los demás.
    Yo sí lo hago y lo disfruto (con los tuyos, quiero decir) y te echaba de menos.
    Me encanta poder volver a leerte y seguir aquí para cumplir los dos requisitos que necesitas en este momento, atraer a una hembra de tu especie y aumentar tu ego.

    ResponderEliminar
  2. ¡Eres un amor! La verdad es que escribo contento sabiendo que tu lo vas a leer.

    ResponderEliminar