Vi una foto titulada “Burra #6”. Mi
primer pensamiento fue que el fotógrafo había estado delante de por
lo menos, otras 5 burras. Quien sabe cuantas vinieron después de la
número seis. No se trataba de una burra de verdad, si no de un
muñeco encima de una plataforma con ruedas. Esa burra podía haber
competido en carreras junto a un coche. Al menos cumplía una gran
parte de los requisitos: las 4 ruedas.
De este episodio hace unos 5 años, y
sigo sin saber quien era el fotógrafo, ni porque fotografiaba burras
de juguete. Es probable que le fascinara que un fabricante escogiera
este de entre todos los equinos, pero sigue siendo curioso que le
asignara un género a ese juguete para niños. Y sobre todo, me
resulta perturbador imaginar el número de burras de juguete que se
han fotografiado.
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