16 feb 2011

Biografía perfecta

Era nochevieja de 2010. Estaba solo en casa y a eso de las diez de la noche comí un bocadillo de pavo envasado y un vaso de agua para cenar. No tenía intención de hacer nada esa noche, ni siquiera enterarme del momento en que íbamos a cambiar de año, así que me puse el pijama –sin haberme duchado- y empecé a ver alguna tontería por televisión, esperando quedarme dormido.

Pasadas las doce y media seguía despierto. Ni siquiera este plan, cenar un bocadillo de pavo y acostarme temprano había llegado a buen término. Pero por lo menos estaba solo. No es que tuviera una intención especial de estar solo o acompañado, eso sencillamente no formaba parte del plan, pero parecía lógico que resultaría mucho más difícil comer sólo un bocadillo si hubiese tenido compañía. Además, seguramente me hubiese visto obligado a abrir una botella de vino y eso definitivamente, hubiese dificultado un plan tan simple.

Al ver mi plan fracasado, decidí volver a vestirme y salir a la calle. Visitando algunos bares, había una probabilidad nada despreciable de encontrarme con algún amigo para compartir una cerveza antes de irme a dormir.  Amigo no encontré ninguno, pero cervezas varias.

Se deslizó de la barra para sentarse delante de mí y ofrecerme una cerveza. Era increíblemente bella. No, esa no sería una descripción muy fiel. Estaba increíblemente buena.

Te he escogido a ti.

Pues te advierto que he bebido varias cervezas, no sé si funcionaré muy bien.

Quiero escribir tu biografía.

Ningún hombre que haya vivido menos de cincuenta años merece que cuenten su vida, no digas tonterías.

Eso lo has leído en algún sitio.

Podría ser. ¿Por qué te interesa  mi vida?

Podría interesarme la de cualquiera, pero te he elegido a ti. Es prácticamente imposible escribir una biografía completa de una persona viva. Cuando la has terminado de escribir, aún seguirá viviendo un tiempo, y todo eso no estará en tu libro. Incluso puede ser que se siente a tu lado en una firma de ejemplares. Pero yo voy a escribir la biografía perfecta. Contaré toda tu vida, y luego te mataré. Tu vida de principio a fin. ¿Qué te parece?

Desde luego como plan es brillante. Accedo, pero quiero que nos acostemos antes de matarme.

Hecho.

Por fin una noche vieja interesante. Esa mujer vino a mi casa, e incluso nos acostamos antes de empezar a trabajar. Luego empecé a contarle mi vida. Le conté que tenía 28 años y mi vida ya era una mierda. ¿Cómo puede dar tiempo en tan pocos años a estropear una vida entera? Aun no me había pasado nada realmente bueno. Aunque tengo que reconocer que el plan de fin de año salió a la perfección. Me preguntó que porque tanta resignación. Le expliqué que no era resignación, simplemente una visión objetiva de la vida. El azar es una puta que cobra cara, le dije. Si no tienes dinero, te mueres con el calentón.

Tú no vas a morir con el calentón.

Y tú no eres una puta.

Así estuvimos unos días. Yo hablaba, ella escribía. Luego cenábamos, bebíamos y a veces había sexo. Otras no. Finalmente llegó el momento.

¿Cómo quieres morir?

Me da igual – Normalmente la gente escoge la forma más rápida y menos dolorosa, pero quise hacerme el valiente delante de ella.

Te pegaré un tiro en la sien, contestó.

No sé si el libro se llegó a publicar, solo sé que  yo me llevé mi prometido revolcón y tiro en la cabeza. Ahora puedo deciros que no existe ni el cielo ni el infierno. Solo un lugar donde uno puedo seguir recordando y escribiendo.

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