16 feb 2011

Síndrome del expendedor de condones (sobre cuernos y cornudos)

Desconozco totalmente la etimología de la expresión “cornudo” para referirse a aquel que sufre las infidelidades de su pareja. Soy consciente de que hoy en día, sin moverme de este ordenador, podría averiguarlo en poco más de cinco minutos, pero correría el riesgo de perder la gracia de escribir desde la atalaya de la ignorancia.


Normalmente cuando se escribe sobre este tema se suele adoptar alguno de los tres enfoques básicos, según su protagonista sea el sujeto A –parte fiel de la pareja-, B –parte infiel de la pareja- o C –el listo-. Suele suceder que A es buena gente pero no suficiente para B, B quiere a A pero prefiere sexo con C, y C quiere sexo con B, y probablemente nada más. ¡Qué fácil sería si esto siempre funcionara así! Ni siquiera A se quejaría puesto que ya lo ha visto en el guión y oye, que se le va a hacer.

Este texto no tiene más intención que exponer una variante del caso donde A asume el rol del expendedor de profilácticos. Cuando se da esta situación, B se encuentra en la dificultad de tener que aguantar la relación con A, probando varios Cs hasta que uno de ellos se pueda convertir en un nuevo A. Estos Cs también se conocen como “sujeto bisagra” o “sujeto de transición”. A menudo existe cierta interacción entre A y C, lo cual nos  lleva al “Síndrome Arturo”, también conocido como “Síndrome de expendedor de condones”.

Todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas seremos As y Bs, y los más afortunados también tendrán momentos de Cs, pero lo más importante de todo es que acabáis de ver resumida una gran parte de nuestra vida de pareja usando solo tres letras mayúsculas. Definitivamente, algo estamos haciendo mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario