16 feb 2011

De tan bueno… muy bueno

Hoy toca reflexionar sobre otra de nuestras paradojas sociales que se manifiesta en el dicho “De tan bueno, tonto”. ¿Cómo hemos conseguido paralelizar en nuestras mentes estas dos líneas? Sería como decirle a un matemático que la temperatura y el alfabeto son directamente proporcionales. Las líneas bondad-maldad e inteligencia-estupidez cruzan en un ángulo de 90º.

A menudo pensamos que una persona al ser buena, o procurar el bien para los demás está siendo ingenua y que por ello, otra persona se aprovechará de él. La paradoja está en que si a una persona le molesta que se aprovechen de él por hacer buenos actos, es porque sus intenciones no eran buenas, sino un acto completamente egoísta.

Podemos decir pues, que a fuerza de ser bueno, uno puede convertirse en “muy bueno”, indistintamente de la inteligencia o estupidez de sus pensamientos y actos.

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