16 feb 2011
De tan bueno… muy bueno
A menudo pensamos que una persona al ser buena, o procurar el bien para los demás está siendo ingenua y que por ello, otra persona se aprovechará de él. La paradoja está en que si a una persona le molesta que se aprovechen de él por hacer buenos actos, es porque sus intenciones no eran buenas, sino un acto completamente egoísta.
Podemos decir pues, que a fuerza de ser bueno, uno puede convertirse en “muy bueno”, indistintamente de la inteligencia o estupidez de sus pensamientos y actos.
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